El Ultimo Deseo Del Jibaro Y Otras Fatasmagorias (2003)

¡gastar, señoras y señores, y admiren este show!!! El esqueleto interminable de O’Brien, el gigante irlandés; las momias de Julia Pastrana, la mujer barbuda, y su hijo recién nacido; las camas gigantes varados Annie Swan y el Capitán Bates, vestigios de sus proezas amatorias; el príncipe Randian, Hombre habilidoso pistas; Las hermanas Hilton, saxofonistas unidas por parte de los glúteos; Francesco Lentini, hombres de tres piernas… Pero entre estas historias sostenible hay más, mucho más. Un padre educa a su hijo bajo la advocación de la cabeza reduce de jíbaro, un bibliotecario que alimenta a su gato de las cenizas de Dante; un rey persa que trata de escapar de una tabla, ante esta atrapen sus enemigos; una sombra que disminuye continuamente y otro que crece sin cesa; Mark Twain, que pretende escribir un artículo desde el más allá; a un pigmeo de diente de sierra que se muestra en el Zoológico del Bronx; dos naciones amantes hasta la muerte de su gusto para la basura; el fatal secreto de la invisibilidad. Existe una tendencia a separar la ficción de la no-ficción. En un apreciamos la originalidad y la potencia de la invención; en los demás esperamos la veracidad, el rigor objetivo. Estas restricciones no se aplican a Vicente Muñoz Puelles, ni aplicada a De Quincey. Los cuentos incluidos en el último deseo del jíbaro y otras fantasmagorías tienen muchas historias, vidas humanas, absurda, increíble patéticas o entre ricos popular de monstruos de feria, “freaks” de los últimos pasaso, historias que el autor ha transfigurado y suyas y que nos encandilan que lo son: fragmentos de un artesano altamente innovador, que recupera la tradición de Marcel Schwob, Jorge Luis Borges, Álvaro Cunqueiro y Juan Perucho.