La Maldicion Del Negro (2011)

Sin lavarse las manos, sin cerrar la boca o cantar en la oficina son algunos de los estándares de la educación de este libro. Son instrucciones por desobediencia a una orden injusta y pervertidos que gobierna nuestro planeta. Más productos de alimentos, la agricultura industrial más pobreza y hambre es reconocido; concentrar toda la información sobre la crisis financiera, la crisis del clima y disimulando ecológico [] avanza peligrosamente; el endeudamiento de los países ricos, y la deuda externa son iguales, eliminando los derechos sociales de la población; la discriminación contra las mujeres, hacia las zonas rurales, a los pueblos aborígenes, en lugar de ser corregidas parecen multiplicarse; y hasta la naturaleza con sus terremotos parece (pero no es cierto) discriminación de cualquier país en el rostro de los demás. No podemos lavarnos las manos. Son muchas más las injusticias que podríamos mencionar. Es por ello que no podemos cerrar la boca y debemos volver a nuestra derecha la protesta y la participación política, como algunos de los personajes de estas historias que están luchando con su boina o con sus gritos, y con idiomas recién diseñado. Y sí, cantemos en la oficina si esto nos divierte. O podemos contar las historias. Revolucionemos el mundo por brilla mucho y pasar unos días de vacaciones. Sin lavarse las manos es, pues, una cosecha de cuentos protesta.