Los Imbeciles No Van Al Infierno (2012)

En 1960 cumplí 15 años con una clara tendencia a la imbecilidad. En los años que comenzaron, teniendo en cuenta mi doble calidad de cretino soplagaitas y, que yo había pensado que para pellizcar el artículo a una chavala condenando a mí al fuego eterno, la única posibilidad de ser admitido a un grupo de gente de mi edad era convertirme en el pringaíllo que poner los discos en los guateques. Último recurso que agarrarme para obtener, incluso fuera del sábado por la noche, un lugar bajo la luna. Estas son las memorias de un chaval que poner los discos en los guateques, en Sevilla Campanal, bueno Monreal, la feria del Prado de San Sebastián y la inundación del Tamarguillo; un chaval, que si ella hizo muchos fuegos que asumir, al menos nunca ha dejado en la calle sin retener en sus bolsillos cuarto y mitad de la curiosidad, la obsesión por un romance y un cachito de locura.